El expresidente de Estados Unidos, John F. Kennedy (JFK), vuelve a ocupar titulares a nivel global tras la reciente desclasificación de documentos relacionados con su asesinato y otros casos emblemáticos de la década de los 60, como los de su hermano, el exfiscal general Robert F. Kennedy (RFK), y el líder de los derechos civiles, Martin Luther King Jr.
Esta medida, impulsada por la administración de Donald Trump, ha puesto nuevamente en el centro del debate uno de los crímenes más polémicos de la historia moderna: el asesinato de JFK el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas. Aunque la versión oficial atribuye el homicidio a Lee Harvey Oswald, diversas teorías de conspiración han surgido a lo largo de las décadas, sugiriendo posibles implicaciones de organismos como la CIA o el FBI por razones políticas o de control social.
El caso Kennedy destaca por ser un punto de inflexión en la historia estadounidense, no solo por las dudas que aún rodean el asesinato, sino también por su impacto en la sociedad y la política de su tiempo. Además, la figura de RFK y su trágico asesinato en 1968, así como el de Martin Luther King Jr. ese mismo año, han alimentado la percepción de una posible conexión entre estos sucesos y los intereses políticos de la época.
Actualmente, las revelaciones desclasificadas prometen arrojar más luz sobre estos eventos históricos, pero también reavivan las teorías de conspiración y la desconfianza hacia las instituciones de seguridad de Estados Unidos. Esta tendencia en redes y medios evidencia el interés persistente por un caso que marcó profundamente el rumbo del país y cuya verdad, para muchos, sigue envuelta en misterio.
El contexto histórico y las nuevas informaciones posicionan a JFK nuevamente en el foco mediático, consolidando su lugar como uno de los líderes más icónicos y controvertidos del siglo XX.
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